Una prueba del intenso avance de la sociedad de la información en los últimos lustros la aporta el hecho de que la proporción de las empresas con 10 o más empleados que utilizaron ordenadores, en el primer trimestre de 2022, se cifró en un 99,2% en España y en un 99,8% en la Región de Murcia. Además, esos altísimos registros se vuelven a dar si nos referimos a las que están conectadas a internet. Pero lo anterior no es suficiente, puesto que lo verdaderamente importante son los usos que se hacen de las TIC, que pueden contribuir, en mayor o menor medida, a una sensible mejora de la asignación del trabajo disponible y, por tanto, a elevar su productividad, lo que propicia efectos positivos sobre la competitividad y la rentabilidad de las empresas.
El gráfico 1 ubica las comunidades autónomas en función de las empresas que disponen de página web y de la fracción de empleados que utilizan internet con fines empresariales. Las regiones están ordenadas en una escala decreciente de acuerdo con la media de los dos indicadores recogidos, figurando en el extremo de la derecha las dos cifras correspondientes al conjunto de España. Lo primero que debe destacarse es que la Región de Murcia ocupa la última posición y, además, lo hace en las dos proporciones indicadas. La fracción de empresas con web se eleva a un 68,9%, casi diez puntos por debajo de la media nacional (78,5%). Ese diferencial se dobla en lo que atañe a la cuota de empleados que utiliza internet con fines empresariales: 46,0% frente a una cifra española del 66,1%. Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra y Aragón ocupan las primeras posiciones y, en la parte inferior de la distribución, nuestra comunidad es acompañada por Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía. Nótese que la dispersión es mucho mayor en el segundo indicador y que el mínimo de la Región de Murcia está a una significativa distancia del nivel de Extremadura, que se ubica en la penúltima plaza.
El gráfico 2 muestra, por un lado, la porción de empresas que recurren a internet para reuniones con todo tipo de agentes, internos o externos, y, por otro, la de las que han implantado el teletrabajo. Los niveles de estos dos indicadores son sensiblemente inferiores a los de los proporcionados en el gráfico 1, situándose la Región de Murcia en la penúltima posición. La fracción de empresas de la comunidad que recurren a reuniones no presenciales se limita a un 39,5% frente a una media española del 53,4% y, en el teletrabajo, las cifras respectivas son 24,1% y 40,8%. La distancia es, pues, considerable. No hay grandes cambios en la clasificación, siendo uno de los más significativos que Cataluña releva a Madrid en la primera posición, lo que no impide que, en la parte alta de la distribución, las dos ordenaciones conduzcan a resultados muy similares. Por abajo, los cambios cobran mayor entidad, al sustituir Extremadura como farolillo rojo a la Región de Murcia, ubicándose cerca de ambas Canarias, Castilla-La Mancha y Cantabria.
Por consiguiente, nuestras empresas padecen una brecha digital de considerables dimensiones en el contexto español. Conviene, de nuevo, recordar que la operación estadística del INE excluye a la agricultura y que, por tanto, no cabe invocar el superior peso productivo y ocupacional de este sector en la estructura económica regional. Las tecnologías digitales son, en la actualidad, una de las principales palancas de la competitividad y, por ende, del potencial de crecimiento económico de cualquier territorio. Los datos suministrados expresan de forma nítida que la Región de Murcia sufre una notable desventaja comparativa en lo que respecta al aprovechamiento de las oportunidades abiertas por la digitalización de importantes áreas de la gestión empresarial.