Recientemente ya analizamos las actividades industriales y terciarias intensivas en conocimiento o, lo que es lo mismo, con elevados requerimientos de I+D por unidad de producto. El hecho de que la investigación y el desarrollo tecnológico sean inputs cruciales de sus procesos productivos entraña un círculo virtuoso que propicia una mayor eficiencia, y que implica unos superiores niveles de competitividad y de remuneración de los distintos factores productivos. También se dejó patente que en la estructura económica de la Región de Murcia estos sectores avanzados tienen un peso muy escaso.
En efecto, la tabla refleja esa orfandad productiva de la forma más desagregada posible para las manufacturas (la fuente reflejada en la tabla no proporciona los datos de la Región de Murcia para todas las actividades de contenido tecnológico alto y medio-alto) para las manufacturas. Frente a una contribución regional del 2,65% al PIB español en el bienio 2021-22, el peso de este tipo de sectores en el VAB nacional ni tan siquiera alcanza el 1%, con dos salvedades: Química, donde la aportación sobrepasa el 4%, e Instrumentos y suministros médicos y odontológicos con una cuota del 1,4%. La tercera rama de las manufacturas de alta tecnología –Construcción aeronáutica y espacial y su maquinaria– brilla por su ausencia.
Utilizando otra fuente estadística del INE, el gráfico nos ofrece dos indicadores básicos –los más funcionales con la información disponible–, que permiten dar cuenta de las diferencias existentes entre los resultados de tres manufacturas avanzadas versus tres tradicionales en la Región de Murcia. El salario medio es importante por sí mismo y, además constituye un reflejo de la eficiencia y de la capacidad de retribución factorial. La cifra de negocios por establecimiento remite al tamaño de las empresas que, en gran medida, está relacionado positivamente con la reducción de costes por unidad de producto.
Los salarios unitarios superan con creces a la media manufacturera en la terna de las avanzadas (sectores 21, 26 y 27) (señalar que aunque parezca incomprensible no hay datos sobre la Industria química regional en esta segunda fuente), alcanzando un máximo en Productos farmacéuticos, con un diferencial positivo del 46%. En las tres tradicionales (sectores 10, 15 y 31) son inferiores, si bien el de la Alimentación resisten sin mayores problemas la comparación con los vigentes en el conjunto de las manufacturas regionales, lo que no sucede con Muebles y en Cuero y calzado. La dimensión económica presenta un panorama más complejo. En síntesis, la de Productos informáticos, electrónicos y ópticos es la más baja de las seis actividades, con un valor absoluto de 650.000 € por establecimiento, lo que expresa el tipo de actividad industrial “avanzada” de nuestro tejido productivo. Por el contrario, en Alimentación, el tamaño es el segundo más elevado después del de Productos farmacéuticos. Resulta conveniente aclarar que la cifra de negocios de Alimentación multiplica por 20 a la suma de las tres avanzadas.
Es conocido que uno de los talones de Aquiles de la economía regional es su baja productividad que se debe a un efecto composición, es decir, se deriva del hecho de que el entramado productivo está dominado por sectores tradicionales. Lo que no es un tema menor. Por ejemplo, si el PIB per cápita regional viene rondando de forma crónica el 82,5% de la media nacional es porque equivale al nivel relativo de nuestra productividad del trabajo[1]. La convergencia económica real de la Región de Murcia pasa ineludiblemente por una progresión de la eficiencia en la asignación del factor trabajo. Cuesta imaginarse alguna otra alternativa que no sea un gradual reforzamiento de las actividades avanzadas en nuestra estructura económica, lo que sin duda debería ser la principal prioridad de la política regional.
[1] El PIB per cápita (PIB/Población) es el producto de la Productividad del trabajo (PIB/Empleo) por la Proporción de población empleada (Empleo/Población). De esos dos factores determinantes de la renta por habitante, el primero explica la práctica totalidad de la negativa brecha que separa a la Región de Murcia de la media española.