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La Opinión del Experto por Pedro Juan Martín: «Qué hacer cuando un producto innovador fracasa»

viernes, 30 agosto 2024

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En el largo camino para crear un nuevo producto y ponerlo en el mercado con éxito, hay muchos retos que una empresa tiene que superar. Según recientes investigaciones académicas en el ámbito del consumo, aproximadamente más del 75% de nuevos productos dejan de existir en el mercado, en el mismo año que aparecieron en él.  Aunque, sigue siendo una gran verdad que la innovación es un aspecto crucial del crecimiento y desarrollo sostenible de cualquier empresa, también es cierto que el fracaso es una parte relevante vinculada a la misma.  Por lo tanto, resulta muy relevante estratégicamente aprender cómo afrontarlo; hasta llegar a convertirlo en un motor que pueda impulsar la mejora y creación de productos exitosos.

Una empresa debe seguir varios pasos para saber aprovechar todas las buenas enseñanzas que deja el fracaso de una innovación. Primero, debe aceptar el fracaso y luego mirarlo de cerca. Por lo tanto, el aprendizaje juega un papel vital para investigar por qué exactamente ocurrió el error y cómo es posible evitarlo en el futuro. Además, las empresas siempre deben considerar tanto factores internos, como el diseño o el marketing, como factores externos: cambios en el comportamiento del consumidor o en el mercado. Por ejemplo, Amazon tenía muchas esperanzas cuando lanzó el Fire Phone en 2014. Sin embargo, el producto fracasó; los precios eran demasiado altos y según la opinión de los consumidores le faltaban aplicaciones. Pero el equipo directivo, no se dio por vencido; analizaron errores y decidieron concentrarse en mejorar todo su ecosistema de nuevos productos, y gracias a ello apareció en el mercado un producto exitoso como fue el asistente de voz Alexa.

En segundo lugar, se debe de implantar una cultura corporativa de innovación, que fomente el aprendizaje continuo y la actitud resiliente, como factor clave para saber gestionar el fracaso. Para ello, es de vital importancia que los empleados se sientan cómodos para experimentar y probar cosas nuevas, sin miedo a represalias por el fracaso. Compartir historias sobre fracasos y posterior éxito en la organización también ayuda a normalizar el fracaso y minimizar el miedo asociado al mismo.  En el caso de Google Glass (2013), fracasó en el mercado de consumo debido a múltiples factores, en consecuencia, el producto jamás alcanzó su objetivo de ventas y la empresa la consideró como una inversión equivocada. No obstante, el departamento de innovación aprendió y, posteriormente, relanzó Google Glass para el segmento de mercado laboral, obteniendo éxito en aplicaciones industriales y médicas. Google buscó una dirección diferente y un nuevo público objetivo para transformar el fracaso en una nueva oportunidad de mercado exitosa. Para ello, mantuvo a su mismo equipo de innovación y le orientó a sacar beneficio de la misma en otros segmentos del mercado.

En tercer lugar, ante cualquier fracaso, la formulación de la estrategia debe ser reconsiderada. Esto puede incluir la nueva determinación del mercado objetivo, el rediseño del producto o un cambio en la estrategia de marketing. Un buen ejemplo lo podemos encontrar en el Grupo Pascual, un líder consolidado en el mercado de productos lácteos. Pero, en el momento que observaron un cambio en el mercado y que bajaban las ventas de sus productos, fue cuando decidieron mejorar su estrategia y encontrar nuevas fuentes de ingresos. Para ello, introdujeron en el mercado la leche de soja y las bebidas “naturales” y se convirtieron en más sostenibles, pivotando su imagen corporativa hacía unos consumidores que estaban cambiando sus preferencias alimentarias.

Para finalizar, orientamos a las empresas cuya innovación haya fracasado en el mercado, a que se beneficien de la adopción de metodologías ágiles. El enfoque ágil versa sobre la flexibilidad, la colaboración y la mejora continua, permitiendo que los grupos interactúen rápidamente y resuelvan problemas que surgen durante el proceso de innovación. Así, Scrum es una de esas metodologías que descomponen la tarea en “sprints”, es decir, periodos de dos a cuatro semanas. Al final del sprint, el equipo se reúne, evalúa la tarea realizada, determina lo que realmente funcionó y ajusta su enfoque para el próximo ciclo, de esta forma dicha metodología se muestra muy eficaz a la hora de anticipar los errores y posible fracaso de la innovación.

En suma, el fracaso en el desarrollo de un nuevo producto es una realidad que no se puede evitar dentro de la innovación. Cómo se manejen los fallos puede contribuir a transformar todo el proceso y ayudar a reorientarse hacia el éxito y crecimiento empresarial. Aprender de los inconvenientes, fomentar una cultura de aprendizaje organizacional, adoptar las metodologías ágiles y recalibrar la estrategia inicial es esencial para superar los problemas y evitar repetirlos en el camino hacia el desarrollo de un producto exitoso. Los ejemplos citados de Amazon, Google y Grupo Pascual son una clara demostración de cómo reponerse del fracaso y desarrollar un progreso significativo a base del mismo. Teniendo siempre presente que lo más importante para toda organización innovadora es la necesidad de ser adaptable y estar preparada para cambiar de rumbo o modificar el plan original, en función de lo aprendido en cada uno de sus errores y fracasos.

Dr. Pedro Juan Martín Castejón, profesor de Marketing de la Universidad de Murcia y miembro del Consejo Directivo de Expertos en Marketing del Consejo General de Economistas de España.

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