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La Opinión del Experto por Antonio Pita. El Efecto K en la IA: maximizando el potencial en la era de la innovación

miércoles, 30 octubre 2024

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Estamos navegando la cresta de la ola de IA, una era definida por avances tecnológicos que están redefiniendo todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y laboral. A diferencia de revoluciones tecnológicas anteriores, la era de la IA se distingue por su capacidad para automejorarse y aprender de manera continua.

Esta revolución no requiere de enormes inversiones en infraestructura física, sino de un enfoque en el desarrollo de software y algoritmos, lo que permite una difusión más rápida y accesible a nivel global ya que, a pesar de los costos prohibitivos asociados con el desarrollo y entrenamiento de tecnologías avanzadas de IA, una vez desplegados por las grandes compañías tecnológicas, su accesibilidad se expande a una escala global casi democrática. Este fenómeno ha permitido que una amplia gama de usuarios, desde startups hasta grandes corporaciones, pueda implementar soluciones de IA para impulsar la innovación sin necesidad de grandes inversiones, potenciando todos los procesos innovadores de las compañías.

Sorprendentemente la IA describe una dualidad intrigante: mientras que algunas empresas logran retornos significativos y catalizan la innovación gracias a la IA, otras luchan por encontrar un valor agregado. Este efecto, nombrado por la forma en que dos resultados divergentes emergen del mismo conjunto de herramientas, pone de manifiesto cómo el impacto de la IA en la innovación depende crucialmente del talento y la habilidad del usuario. A esta dualidad he decidido llamarla el “Efecto K de la IA”, ya que al igual que en la letra, conforme nos desplazamos a la derecha, unos suben y otros bajan, partiendo de la misma tecnología.

En particular, nos referimos a la IA generativa, que incluye tecnologías como los modelos de lenguaje de gran escala (LLMs), modelos multimodales (LMMs), agentes inteligentes y demás evoluciones que se están creando casi cada día y que muchos conoceremos por sus principales referentes: ChatGPT, Claude, Llama, SORA, … la lista es casi infinita. Estas herramientas son potentes, pero su eficacia se ve ampliamente modulada por la pericia con la que se aplican. En este contexto, la flexibilidad de la IA significa que la piedra angular para la extracción de valor se ha desplazado: ya no reside tanto en la tecnología en sí, como en la habilidad de quienes la manejan, es decir, los usuarios.

En el sector de las tecnologías de la información, empresas como OpenAI han demostrado cómo la aplicación astuta de LLMs puede revolucionar no solo la manera en que interactuamos con máquinas, sino también cómo estas interacciones pueden generar nuevas formas de negocio y aprendizaje. Por otro lado, los modelos multimodales están comenzando a transformar la producción de contenido multimedia, personalizando la experiencia del usuario de maneras anteriormente imposibles, creando anuncios íntegros en IA como el de la juguetera Toy’R’us o creando imágenes hiperrealistas, siendo la murciana Magnific un ejemplo claro de empresa innovadora.

Además de revolucionar la interacción con los clientes y la creación de contenido, la IA está emergiendo como un catalizador fundamental para la innovación interna en las empresas. Esto no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también permite a las empresas ser más ágiles y adaptativas en un entorno empresarial cada vez más competitivo. Este enfoque proactivo en la adopción de tecnologías de IA está demostrando ser un diferenciador clave que permite a las empresas ser más competitivas en la era digital.

Sin embargo, no todas las empresas han logrado capitalizar estas oportunidades. Algunas, debido a la falta de una estrategia clara o de la pericia técnica necesaria, encuentran que la IA no trasciende más allá de ser una herramienta incipiente con un retorno de inversión marginal ya que la utilizan principalmente para responder correos. Este contraste es una manifestación clara del Efecto K: mientras que algunos están equipados para navegar y explotar estas complejidades, otros se quedan atrás.

El panorama de la IA está evolucionando a una velocidad sin precedentes, y con ella, las oportunidades para innovar y prosperar. Sin embargo, como muestra el Efecto K, la clave del éxito no reside únicamente en adoptar la tecnología, sino en comprenderla y aplicarla con maestría.

El desafío que enfrentan las empresas y los profesionales hoy en día no es solo técnico, sino también conceptual y estratégico.

Para aquellos en el campo de la innovación, la invitación es clara: profundizar en el conocimiento de la IA, sus capacidades y límites. Para ello es necesario desarrollar habilidades relevantes, como la habilidad de realizar las preguntas adecuadas y crear las bases de conocimiento con las que entrenar a estas IAs. Esto no solo asegurará un mejor aprovechamiento del potencial de estas tecnologías, sino que también permitirá liderar el camino hacia un futuro donde la IA es un motor indiscutible de crecimiento y transformación global.

Estamos en la cúspide de una revolución tecnológica, guiada por la IA. No es solo una oportunidad de crecimiento económico, sino una invitación a ser parte del diseño de un nuevo mundo. Aprovechemos al máximo esta tecnología que está configurada para cambiar el panorama global, empoderando y elevando a aquellos que están preparados para liderar el cambio. Y tú, ¿En qué rama de la K quieres estás?

Antonio Pita Lozano es asesor y consejero de IA en empresas y docente en Universidades. LinkedIn.

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