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La Opinión del Experto por Alberto Hernández: el director de innovación como «mini CEO» en la era de la IA

miércoles, 26 febrero 2025

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Imagina por un momento que eres el director de innovación de una gran compañía y te encuentras frente a un desafío formidable: reinventar el futuro de tu empresa en medio de una revolución tecnológica sin precedentes.

¿Por dónde empezarías?

En el vertiginoso panorama empresarial actual, el director de innovación emerge como una figura crucial, un auténtico «mini CEO» capaz de navegar entre la creatividad desbordante y la ejecución pragmática. Este rol trasciende las concepciones tradicionales, situándose en la intersección entre la visión estratégica, la comprensión profunda del mercado y el dominio tecnológico.

Lejos de limitarse a la investigación y desarrollo, la innovación es una disciplina holística que integra marketing, negocio y producto en un triángulo virtuoso. El director de innovación debe ser un malabarista experto, manteniendo en el aire simultáneamente:

  1. La obsesión por el consumidor, descifrando sus necesidades latentes.
  2. La viabilidad del negocio, asegurando que cada idea innovadora tenga un modelo rentable.
  3. La excelencia en el producto, creando soluciones superiories que realmente funcionen y deslumbren en el mercado.

Pero ojo, aquí acecha un peligro: la temida «tecnolujuria».

Es fácil enamorarse de soluciones técnicamente deslumbrantes sin considerar suficientemente si resuelven problemas reales.

El verdadero arte está en enamorarse del problema, no de la solución. No todo lo que es técnicamente viable es deseable por el consumidor.

Para triunfar en este rol, se necesita más que conocimiento técnico. Se requiere un liderazgo basado en:

  • Una insatisfacción con el status quo, esa chispa que impulsa a buscar siempre algo mejor.
  • Un espíritu emprendedor incansable, capaz de convertir ideas audaces en realidades tangibles.
  • Maestría en la gestión del cambio, para guiar a la organización a través de la incertidumbre.
  • Una alta energía que inspire a equipos multidisciplinares a dar lo mejor de sí.

Y todo esto, anclado firmemente en los objetivos estratégicos de la compañía. Porque innovar por innovar no basta; cada iniciativa debe estar alineada con KPIs concretos que impulsen el negocio hacia adelante.

Un proyecto de innovación ideal debe crear valor financiero (VAN positivo), ofrecer un retorno atractivo (TIR > costo capital), alcanzar metas estratégicas (ingreso en un nuevo mercado, cuota de participación, ganar capacidades) y hacerlo en un plazo razonable.

En este nuevo paradigma, la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) se perfila como una aliada formidable. Imagina tener a tu disposición un equipo de genios de todos los campos, trabajando 24/7, capaz de procesar cantidades masivas de datos, generar ideas creativas y ayudarte a tomar decisiones más informadas. Eso es lo que la IAG ofrece al director de innovación moderno.

Pero no nos engañemos: la IA no viene a reemplazarnos, sino a potenciarnos. Es como tener un copiloto de Fórmula 1 en la carrera de la innovación: te ayuda a navegar, pero tú sigues al volante, tomando las decisiones cruciales.

El futuro de la innovación se dibuja como una danza perfecta entre la creatividad humana y la eficiencia de la IA. Un mundo donde usamos la tecnología para procesar datos y generar ideas, pero confiamos en nuestra intuición y experiencia para dar ese toque mágico que convierte una buena idea en una innovación revolucionaria.

En definitiva, el director de innovación del futuro (que es hoy, por cierto) es un híbrido fascinante: parte estratega, parte soñador, parte científico de datos. Alguien capaz de hablar el lenguaje de los negocios, entender las complejidades de la tecnología y, lo más importante, nunca perder de vista al ser humano detrás de cada innovación.

La próxima vez que te enfrentes a un desafío aparentemente imposible, recuerda: la verdadera innovación no está en la tecnología más avanzada o en la idea más loca. Está en entender profundamente a tu consumidor, alinear tus ideas con los objetivos del negocio y, sobre todo, en tener el coraje de pensar diferente.

El camino de la innovación es arduo, pero la recompensa es inmensa. ¿Estás listo para asumir el desafío y convertirte en el arquitecto del futuro de tu industria?

Alberto Hernández Jiménez, 
director adjunto de AMC Ideas

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