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Difusión

Investigadores de la I+D+i interna de España en el contexto europeo

miércoles, 30 abril 2025

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El personal de la I+D interna comprende tres categorías: Investigadores, Técnicos y Auxiliares. Los datos que se proporcionan a continuación hacen referencia a los Investigadores que, según el INE, son “los científicos e ingenieros implicados en la concepción o creación de nuevos conocimientos, productos, procesos, métodos y sistemas y en la gestión de los correspondientes proyectos”. Por tanto, también se incluyen los gerentes y administradores dedicados a la planificación y gestión de los aspectos científicos y técnicos del trabajo de los investigadores. Dado que la I+D suele ser con bastante frecuencia una más de las diferentes actividades desarrolladas por el personal implicado, lo correcto es cuantificar el trabajo en términos de equivalencia a jornada completa (EJC), es decir, “la suma del personal que trabaja en régimen de jornada completa y la equivalencia a dicha dedicación del que trabaja en régimen de jornada parcial”.

La Tabla 1 proporciona el número de investigadores (EJC) existentes en UE-27 y seis estados miembros, así como sus correspondientes cuotas porcentuales en el total de la Unión. En primer lugar, se puede deducir un notable aumento del total de investigadores en el conjunto de UE-27, que se cifra en un 37,3% entre 2015 y 2023. Seguidamente, ese incremento es muy heterogéneo, de tal forma que el de Polonia (72,7%) triplica al de Francia (23,8%), ocupando España la segunda plaza en cuanto al ritmo de la progresión (43,0%), si bien a considerable distancia del primer estado citado. Tercero, Alemania concentra cerca de la cuarta parte de los Investigadores (EJC) de la Unión –lo que, aproximadamente, iguala el peso conjunto de Francia e Italia– con una leve tendencia a la baja. Y cuarto, la contribución española –estancada en el primer cuatrienio– presenta una limitada mejora en el segundo, lo que ha permitido sobrepasar la cuota italiana en el último año.

El Gráfico 1 refleja el input de capital humano de la I+D interna mediante una ratio que expresa el número total de EJC por mil habitantes en 2015 y 2023. El registro medio de UE-27 ha aumentado un 35,8%. La convergencia dentro del sexteto analizado es meridiana, puesto que en los tres estados más rezagados –España, Italia y Polonia– ese incremento ha sido superior al promedio, sucediendo justamente lo contrario con los tres avanzados: Países Bajos, Alemania y Francia. Añadamos que, como anteriormente, la progresión más acentuada es la de Polonia, seguida de lejos por la de España. No obstante, las diferencias de la ratio entre los seis estados en 2023 siguen siendo muy acentuadas con un máximo neerlandés (6,47) que duplica ampliamente al mínimo italiano (2,89). Cabe apuntar que ciertos países del este de Europa vienen realizando un importante esfuerzo en el terreno de la I+D, de tal forma que, por ejemplo, en solo ocho años Polonia ha pasado de tener un resultado por debajo del español a emplazarse claramente por encima. Por tanto, nuestro reto no sólo consiste en recortar la brecha que nos separa de los estados más avanzados, sino también en no verse superados por los países que tradicionalmente se han caracterizado por mayores carencias.

Finalmente, en la Tabla 2 se recogen los resultados correspondientes al sector que usualmente disfruta de un mayor peso en la I+D: las Empresas. Además de los registros en términos absolutos, para los dos años –2015 y 2023– se presentan un par de indicadores que relacionan el número de investigadores (EJC) empleados por el sector con dos variables: a) Población total (EJC de las empresas por mil habitantes); b) Total de EJC, es decir, el peso del sector en el conjunto de investigadores de cada estado. La evolución ha sido en general positiva, destacando el espectacular impulso de Polonia. No obstante, lo más relevante es que las diferencias entre los seis países se intensifican considerablemente cuando los datos se refieren solo a las Empresas y no al total, es decir, considerando también los organismos de las AA.PP. y de la Educación Superior.

La posición de España ilustra perfectamente la última afirmación del párrafo anterior. En 2023, el número de investigadores (EJC) del sector empresarial por mil habitantes (1,48) ni tan siquiera supuso la tercera parte del dato de Países Bajos (4,63). Relación que es mucho menos adversa si la comparación se hace con el total de investigadores de cada uno de los dos países anteriores en ese mismo año: 3,64 y 6,47, respectivamente (Gráfico 1). En este segundo escenario es obvio que el resultado es menos frustrante. Hecho que pone en evidencia que, en el contexto europeo, nuestro déficit empresarial es mucho más acusado que el agregado, lo que acarrea un oneroso lastre para que las repercusiones del esfuerzo inversor en I+D interna de España sobre el tejido productivo cobren el positivo vigor que se logra en los estados más avanzados, donde los criterios de mercado tienen un mayor peso.

Asimismo, en lo que concierne al peso empresarial en el número total de investigadores nos situamos en la última posición de los seis estados, con un precario 40,7%; 16 puntos porcentuales por debajo de la media europea, diferencial que se ensancha hasta 31 puntos si la referencia pasa a ser Países Bajos. Sin obviar la responsabilidad de las administraciones competentes, debe quedar claro que nuestro tejido empresarial tiene un amplísimo campo de mejora en lo que respecta al papel que desempeña en la I+D interna.

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