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Difusión

Gasto interno en I+D: España en UE-27

viernes, 27 diciembre 2024

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Las estadísticas sobre ciencia y tecnología cuantifican el Gasto en I+D priorizando su vertiente interna, es decir, la inversión realizada por las empresas y determinados organismos públicos con sus propios recursos materiales y humanos (intramuros). El gasto externo se refiere a las adquisiciones a otras entidades, mediante contratos para la realización de determinadas investigaciones o a través de la compra de títulos de la propiedad intelectual a terceros (extramuros). El indicador más utilizado para dar cuenta del esfuerzo inversor es la ratio Gasto interno en I+D/PIB y, lógicamente, ha sido el que hemos usado repetidamente en el blog. En esta entrega ampliaremos nuestra visión recurriendo a indicadores complementarios, ya que supone un cambio de perspectiva que enriquece la información procedente del planteamiento habitual.

El Gráfico 1 refleja el Gasto interno en I+D en términos absolutos, que proporciona el total de recursos movilizados, lo que no es una cuestión menor, pero es dejada al margen cuando solo se proporcionan resultados porcentuales. Los datos muestran que, en 2023, Alemania destinó 130.000 millones de € a I+D, más del doble de los recursos movilizados por Francia y casi seis veces más de los empleados por España. Ser conocedores de ello es, al menos, tan importante como saber que el Gasto interno I+D/PIB se cifró en los siguientes niveles respectivos: 3,1%, 2,2% y 1,5%. El 3,1% de Alemania implica que en torno a la tercera parte (34,6% sin Irlanda) de esa inversión en UE-27 fue generada por la primera economía de la Unión. Y particularmente, el 1,5% de España conlleva que nuestra cuota se situó en un 5,9%, lo que constituye un máximo histórico que nos ha permitido superar por primera vez, aunque de forma muy tenue, la inversión realizada por Holanda. Resultado que solo cabe calificar de positivo, pero que al confrontarlo con nuestro peso en el PIB de UE-27 –8,7% en ese mismo año– muestra meridianamente nuestro crónico déficit inversor y el prolongado camino que es necesario recorrer para corregirlo. 

Otro indicador disponible es el Gasto interno en I+D per cápita (C), que equivale al producto de dos conocidas ratios: Gasto en I+D/PIB (A) y PIB/Población (B), tal como se puede comprobar en la Tabla 1. A mayor esfuerzo inversor y superior PIB per cápita, más elevado será lógicamente el Gasto en I+D por habitante. Por ejemplo, el esfuerzo de Dinamarca es levemente inferior al de Alemania, pero dado que su renta per cápita rebasa claramente a la alemana, el resultado es que el gasto por habitante es casi un 25% más alto en el primer país, lo que es importante no perder de vista. Al contrario, el mayor esfuerzo inversor de España respecto a Italia se ve neutralizado por un PIB por habitante inferior, de tal forma que el Gasto per cápita es muy similar. Si nos quedamos solo con el indicador habitual, España estaría en mejores condiciones que Italia; si complementamos nuestra visión con este segundo indicador pasaría a estar levemente por debajo. En fin, las disparidades son enormes, ampliándose sensiblemente al tomar como referencia la población. En función de la ratio habitual, el registro de Dinamarca sextuplica al de Rumanía, pero el Gasto interno en I+D per cápita del primer estado (1.895 €) –máximo en UE-27– multiplica por 22 al segundo (88 €), que aporta el límite inferior del rango. A gran distancia del referido máximo, Italia y España comparten un registro que se emplaza en torno a 470 euros per cápita en 2023, poco más de la mitad de la media europea, palpable reflejo de la indigencia estructural de estos dos estados miembros en la materia que nos ocupa.

Por último, el Gráfico 3 da cuenta de la evolución de este indicador a lo largo del decenio comprendido entre 2014 y 2023. Alemania ha ido ampliando la brecha respecto a Francia, pero no ha recortado distancias respecto a Dinamarca. España ha limado gradualmente el diferencial desfavorable con Italia, lo que no deja de ser un magro consuelo si se tiene en cuenta que la convergencia con UE-27 ha sido inexistente, al situarse el registro por debajo de la mitad de la media europea a lo largo de todo el periodo, con la salvedad de 2023, en el que se ha roto ese techo, al ascender hasta el 54,8%. Antes de echar las campanas al vuelo, lo prudente es esperar para verificar si es una manifestación coyuntural o un sólido punto de inflexión en lo que respecta a una apuesta decidida por la economía del conocimiento en España y sus comunidades autónomas, lo que exige aguardar a los resultados que nos deparen los años venideros.

Perfilado el contexto de nuestro país en la UE, en la próxima entrega abordaremos el examen de la posición de la Región de Murcia en el escenario autonómico español.

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