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El dato de innovación: El Stock de Capital Neto (SCN) y los productos de la propiedad intelectual»

miércoles, 24 julio 2024

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La Formación bruta de capital fijo (FBCF) es el flujo que da cuenta del valor del gasto de adquisición de los medios de producción destinados a ser utilizados reiteradamente en el proceso de generación de bienes y servicios, es decir, se caracterizan por estar dotados de una vida útil que no se agota a lo largo de un único proceso –por eso se les califica de fijos–, a diferencia de lo que ocurre con los inputs intermedios. Esos activos fijos se conocen también por el nombre de bienes de capital: inmuebles, equipo de transporte, maquinaria, infraestructuras viarias… Desde hace un par de decenios, las Cuentas Nacionales no solo incluyen activos fijos materiales como los anteriores en la FBCF, sino también inmateriales, es decir, los productos de la propiedad intelectual que guardan una conexión directa con las actividades de I+D+i.

Todos esos bienes de capital sufren un proceso de depreciación –Consumo de capital fijo–, razón por la cual una parte de la FBCF es una inversión de reposición que, por lo demás, conforma su constituyente mayoritario ya que, por ejemplo, en España supone alrededor del 80% del flujo inversor total. Resta, pues, como norma general, un 20% de la FBCF para incrementar el stock de capital neto (SCN), que equivale al valor de todos los bienes de capital disponibles en una economía, cualquiera que sea el año de su entrada en funcionamiento. La estimación del IVIE que vamos a utilizar –avalada por su integración en diferentes proyectos de la Comisión Europea–, cifra el valor total del SCN de la economía española en 5,6 billones de € en 2023, lo que no está lejos de cuadriplicar al PIB de ese mismo año, un poco inferior a 1,5 billones de €.

Los Activos inmateriales tienen una reducida participación en el SCN por dos razones esenciales: a) Su tardía incorporación como parte integrante de la FBCF; b) Su vida útil es mucho más corta que la de determinados activos materiales, como los inmuebles, y, por tanto, experimentan un rápido ritmo de depreciación y obsolescencia. Por ello, en 2023, su contribución al total del SCN se limitó a un 3,6% en España, cayendo al 2,4% en la Región de Murcia. Nuevo y fiel reflejo del crónico déficit inversor regional en todo lo que atañe a Productos de la propiedad intelectual.

En el gráfico 1 se proporciona la cuota de la Región de Murcia en el valor del SCN nacional en 2013 y 2023. A nivel agregado, se registra una estabilización, 2,8% en ambos años, registro que sobrepasa la cuota regional en el PIB nacional (2,7% en 2022). En el principal componente, activos materiales, se presenta un pequeño repunte, con pesos muy afines a los agregados en los dos años. El problema radica en los productos de la propiedad intelectual, en los que se observa una notable caída, al pasar de un 2,3% al 1,9%. Puede apreciarse que ese descenso cobra mayor intensidad en Software que en I+D.

Dada la relevancia de esa negativa evolución, en el Gráfico 2 se facilitan para los activos inmateriales todos los años del periodo analizado, con el fin de tener una idea más cabal de lo sucedido. Pese a que la bajada del peso regional en software data del año inicial, sobresale para los tres tipos de activos considerados el ejercicio más duro de la pandemia, 2020, a partir del cual inician un pronunciado y simultáneo retroceso, confluyendo en un estrecho y precario intervalo: 1,8-1,9% en 2023. Proporciones significativamente inferiores a las correspondientes a nuestro peso en el PIB español y que expresan claramente la debilidad del esfuerzo inversor de la Región de Murcia en un aspecto de tanta trascendencia para garantizar una mayor competitividad de nuestro tejido empresarial y, con ella, su sostenibilidad en el medio plazo.

En suma, algo se debería hacer no solo para truncar tan nociva tendencia, sino también para ir recuperando paulatinamente las posiciones perdidas. El diagnóstico es nítido: variables vitales para garantizar un tejido económico con la suficiente robustez como para estar en condiciones de afrontar los importantes retos que se plantean a todas las economías en el tercer decenio del presente siglo se encuentran en un estado de desfallecimiento. Nos limitaremos a comentar que es imperativo articular una terapia conducente a revitalizarlas en el medio plazo, acompañada de lo que es crucial en cualquier tratamiento riguroso: un seguimiento de los resultados que, gradualmente, se vayan alcanzando.

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