• Ecosistema Murcia Innova organiza su primer foro de responsables de comunicación de sus empresas patronas para compartir experiencias sobre difusión proyectos e iniciativas de I+D 

Ecosistema Murcia Innova ha reunido a los responsables de comunicación de sus empresas patronas y a la empresa Nueva Cocina Mediterránea, que también apoya EMURI y comparte su propósito, en un foro que nace con el objetivo de crear un espacio en el que estos profesionales puedan compartir experiencias relacionadas con la forma en la que difunden sus proyectos relacionados con la I+D+i. 

En este camino, la cátedra pone a su disposición tanto su experiencia como sus herramientas de comunicación con el fin de ayudar a canalizar toda esa información que convierte a estas compañías en referencias en sus respectivos sectores. 

En esta primera edición, el director de la cátedra, José Luis Munuera, expuso cuáles son las líneas de trabajo principales que se están desarrollando y remarcó el objetivo principal de esta iniciativa: que la Región de Murcia alcance en 2030 la media de inversión en innovación que tiene la Unión Europea actualmente. 

Por su parte, el coordinador de comunicación, Pedro Núñez, presentó los diferentes canales propios que hoy utiliza la Cátedra, como sus perfiles en redes sociales o una relación directa a través de newsletter con una base de datos formada por personas relacionadas con la investigación y el desarrollo. 

El programa previsto incluyó también una presentación sobre tendencias, centrada en la manera en la que las marcas están innovando en la forma de alcanzar a sus públicos objetivo. Carmen Puche, creativa en Portavoz, ofreció estas claves en un espacio en el que los patronos comentaron también sus acciones en este sentido. 

La jornada finalizó con un desayuno networking para reforzar la colaboración entre todos los integrantes de la Cátedra y plantear proyectos comunes. 

Forman parte de Ecosistema Murcia Innova 13 entidades— Fecoam, El Dulze, AMC Innova, Grupo Fuertes, Grupo Orenes, Grupo Postres Reina, Portavoz, Symborg, Andamur, Primafrío, Cajamar, Marnys y Vócali —, las Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y la Consejería de Empresa, Empleo, Universidades y Portavocía.

Aquí abajo puedes ver un vídeo resumen del evento:

GALERÍA:

En los últimos años, estamos presenciando grandes avances en el campo de la inteligencia artificial aplicada al marketing. Estas innovaciones han revolucionado la forma en que las empresas comprenden y se conectan con sus clientes, volviendo obsoletos los procesos manuales y ayudando a los especialistas de marketing a comprender grandes cantidades de datos y tomar decisiones más eficientes.

Así nos lo cuenta Fran García, director de desarrollo de negocio de la agencia de comunicación Portavoz: “Los algoritmos se han convertido en un compañero más en nuestro día a día. Estamos incorporando herramientas que nos ayudan a segmentar, comprender y prototipar, permitiéndonos hacer mejores trabajos”.


ENTREVISTA COMPLETA:

La biotecnología es definida por la OCDE como “la aplicación de la ciencia y la tecnología a los organismos vivos, así como a sus partes, productos y modelos, para alterar el material vivo o inerte, con el fin de producir conocimientos, bienes y/o servicios”. Sus aplicaciones cubren un amplio campo de actividades: salud humana, salud animal, acuicultura, agricultura, producción forestal, alimentación, industria, energía, medio ambiente… Sin entrar en cuestiones éticas –que adquieren una crucial importancia en determinadas vertientes como las técnicas referentes al código genético–, se trata no solo de una disciplina científica con un soberbio futuro, sino que alberga además un gran potencial productivo. Según la OCDE, las aplicaciones económicas de la biotecnología pueden llegar a aportar el 3% del PIB de los países desarrollados en 2030, lo que supondría triplicar el peso de 2020. Dado que es previsible que ese indicador tenga un alto grado de dispersión, esperemos que se tomen las medidas que incentiven a los centros públicos y a las empresas para que nuestro país no se ubique, como es habitual en I+D, significativamente por debajo de tal media.

En España, la biotecnología contribuyó, con una inversión de 2.269 millones de € en 2021, al 13,2% del total del gasto nacional en I+D interna. En la Región de Murcia, los respectivos registros fueron 52,3 millones y un 14,9%, por lo que cabe hablar de una moderada especialización biotecnológica relativa de la I+D regional. El gráfico 1 muestra la composición regional del gasto nacional en el último decenio, destacando las cuotas de Cataluña (creciente) y la de Madrid (descendente). La Región de Murcia, con una aportación del 2,3%, se sitúa en el octavo puesto en 2011 y 2021, si bien presenta una levísima caída de menos de dos décimas entre ambos años. Se trata de una posición poco usual para la mayor parte de los indicadores de I+D, que nos sitúa por encima de regiones de elevada renta por habitante en el contexto nacional –Navarra y Aragón– y a considerable distancia de las contribuciones de comunidades con mayor dimensión económica, como Canarias y Castilla-La Mancha.

Por sectores ejecutores del gasto, los datos del INE para las CCAA solo permiten distinguir el de las empresas, puesto que los organismos investigadores de las AAPP –desde el CSIC al IMIDA–, las universidades públicas y privadas, y las organizaciones sin fines de lucro forman un cajón de sastre: resto de sectores. Además, por razones de secreto estadístico, no se ofrece información sobre cuatro comunidades. La información disponible para las restantes queda reflejada en el gráfico 2, donde figura la participación de las empresas y el resto de sectores en el gasto total de 2021.

Sin subvalorar la relevancia de la investigación básica y aplicada realizada por diferentes organismos e instituciones públicas, resulta indudable que la desplegada por las empresas tiene la virtud de disfrutar de un grado de conexión mayor con la mejora de los procesos y productos que conforman la estructura productiva del territorio en el que desarrollan su actividad. En el tema que nos ocupa, un primer dato es tan elocuente como positivo: la contribución murciana al total del gasto nacional de las empresas en I+D interna se limitó a un 1,7% en 2021, mientras que en el campo de la Biotecnología ascendió al 2,4%. En definitiva, el compromiso empresarial es, en la Región de Murcia, significativamente mayor en este componente de la I+D que en el total. 

El gráfico 2 da cuenta de esa participación empresarial en 2021, que se cifró en un 45,7% a nivel nacional, dando lugar a un amplio abanico, desde el destacado máximo del País Vasco (75,3%) al mínimo de Asturias (29,0%). La cuota de Extremadura en el gasto nacional de I+D interna en Biotecnología es imperceptible (gráfico 1), pero se ubica en el segundo puesto en cuando a la relevancia de la fracción empresarial del mismo (58,5%). Cataluña ocupa la tercera posición (49,2%). Y, en cuanto a nuestra comunidad, baste señalar que se situó en la cuarta plaza (47,5%), lo que refrenda esa mayor responsabilidad empresarial con respecto a I+D en Biotecnología. Por tanto, se trata de un valioso activo que, como tal, debería ser muy tenido en cuenta a la hora de implementar políticas orientadas al fomento de la incorporación del conocimiento a nuestro tejido productivo por parte de las autoridades públicas.

Al buscar “ecosistema” en Google aparecen 171 millones de resultados. En inglés “ecosystem” sube a 929 millones de resultados. Mientras que “innovation ecosystem” genera un total de 479 millones de resultados (20/06/2023).

Es indudable que los ecosistemas de innovación han ganado un enorme interés tanto por parte de la literatura académica como a nivel social y económico. Actualmente la popularidad del término ha hecho que aparezca constantemente en prensa, en los debates sobre políticas, en los congresos y convenciones sobre negocios y empresas, y también en la literatura académica. Esto es consecuencia de una competencia cada vez más dura en los mercados globalizados, la escasez de recursos naturales y unos procesos cada vez más complejos, no lineales y dinámicos de creación y difusión del conocimiento, ha surgido la necesidad de reconceptualizar las formas y los medios por los cuales la producción, uso y renovación de conocimientos y recursos tienen lugar en el contexto económico. También los ecosistemas de innovación se han relacionado con actividades para movilizar y compartir conocimientos, experiencia, tecnologías y recursos financieros, y así apoyar la consecución de los ODS.

De esta forma, gobiernos, universidades, empresas, profesionales y la sociedad civil han volcado sus esfuerzos en estos ecosistemas de innovación como un medio para facilitar la supervivencia de la sociedad y el desarrollo económico. Tanto es así que, según datos de KPMG, ya en 2015 el 81% de las empresas modernas practicaban alguna forma de colaboración en el proceso de innovación. Así mismo, como parte del Horizonte Europa, el programa European Innovation Ecosystems (EIE) tiene como objetivo crear ecosistemas de innovación más conectados, inclusivos y eficientes y apoyar el escalamiento de las empresas, siguiendo la Nueva Agenda Europea de Innovación.

Pese a todo lo anterior, el concepto de ecosistema de innovación aún no está bien definido. Existiendo una notable confusión y solapamiento en la utilización de términos tales como cluster de innovación, hubs de innovación, alianzas, colaboraciones, innovación abierta, redes de innovación, o sistemas de innovación. Aunque si queda patente la amplia variedad de beneficios que pueden suponer para las empresas como para la sociedad en su conjunto.

Entre estos beneficios, la participación en ecosistemas de innovación genera a nivel empresarial una importante complementariedad entre industrias. Es decir, dado que los ecosistemas de innovación están formados por una red de actores de distintas categorías (administración pública, empresas, consumidores…) y en distintos sectores, la confluencia de empresas innovadoras y multisectoriales en ecosistemas de innovación. En particular, en el caso de EMURI, la participación e implicación de las empresas más innovadoras de la Región de Murcia, y teniendo en cuenta que cada una de ellas pertenece a un sector distinto, genera una gran cantidad de oportunidades para compartir experiencias y captar nuevas ideas para implementar internamente.

Además, todo ello también brinda la oportunidad de acceder a nuevos conocimientos y capacidades técnicas, y por ende acortar los ciclos de I+D. Sin embargo, los ecosistemas de innovación no generan beneficios para las empresas de forma pasiva. Sino que debe ser la propia empresa la que a través de su participación y compromiso logre extraer el valor que el ecosistema es capaz de aportarle. En este sentido, de nuevo desde el punto de vista de EMURI, la cátedra ofrece a través de distintas fuentes como investigaciones, cursos, seminarios, artículos, eventos, o publicaciones la oportunidad de acceder a nuevos conocimientos y capacidades técnicas relacionadas con la innovación.

Pero los ecosistemas de innovación no solo generan beneficios económicos y empresariales, sino que también suponen importantes beneficios a nivel social o medio ambiental. A través de la creación de puestos de trabajo con más cualificación, la creación de un mayor valor para los consumidores a través de productos o servicios más innovadores, contribuir al progreso social afrontando retos innovadores complejos que una empresa no podría realizar de forma individual, optimizar el uso de recursos y energía a través de la coordinación de la utilización de las materias primas, y por ende, facilitar a los consumidores nuevos productos que desemboque en un consumo más sostenible.

Daniel Espinosa Sáez,

Investigador en ecosistemas de innovación en la Universidad de Murcia

Miembro del equipo de EMURI

Sabemos que en España el 99% de las empresas son PYMES y que sólo el 6% tiene más de 10 empleados. Cuando hablamos de innovación, parece difícil aplicar este concepto a este tipo de empresas que suelen disponer de pocos recursos y apenas el equipo humano cualificado para abordar su actividad diaria.

Toda mi carrera profesional ha girado en torno al desarrollo de soluciones de software basadas en tecnologías del lenguaje. Seguro que suena innovador, pero trabajo en una empresa pequeña (35 personas), donde empezamos siendo solamente tres. De nuestro camino a lo largo de los años he aprendido algo importante: innovar en pequeñas piezas funciona y crea reacciones en cadena.

El objetivo final de la innovación no es un proceso o un producto, siempre es un resultado: siendo esta la reducción de costes, el incremento de las ventas, el refuerzo del posicionamiento de la empresa, la mejora de la marca o más aceptación del producto, etc.

Esto creo que es un punto clave, ya que nos ayuda a establecer los objetivos siempre en base a resultados (lo que obtengo), y no a salidas (lo que hago), y así poder medirlos.

Aquí hablamos de resultados a nivel corporativo, pero éstos son la suma de los resultados parciales: optimización del proceso de cobro, que reduce las necesidades de financiación y en consecuencia los costes finales, o la optimización de las rutas de mantenimiento, que reduce las horas extras necesarias y por ende los costes finales.

Podemos ampliar el zoom progresivamente y profundizar hasta la última función de la empresa, buscando así constantemente la mejora, cuestionándonos continuamente el estado actual con el fin de mejorar el resultado. Esta visión del trabajo que incluye no solo su desempeño, sino su mejora constante, genera una explosión de pequeñas piezas de innovación. A cualquier nivel y en todas las funciones.

Hablamos de pequeñas cosas, como por ejemplo un nuevo proceso de organización de reuniones, de asignación de tareas o de agenda compartida. Cualquier mejora que nos aporte un valor es innovación en ese momento y en esa organización.

Los resultados de estas pequeñas piezas generan nuevas “bolsas de valor” que fortalecen a los equipos que las poseen, como: ahorro de tiempos, de costes o mejores resultados. Y algo no menos importante, un refuerzo positivo de esta cultura de la mejora continua y de la innovación como forma de conseguirla.

Estas iniciativas de mejora escalan progresivamente generando nuevas bolsas de valor, cada vez más grandes, que impactan ya no solo a nivel individual en cada trabajador, sino en grandes equipos o en toda la compañía.

Este proceso es frágil y requiere de muchos cuidados. En pequeñas empresas el barco se mueve mucho y a veces no hay donde agarrarse. Es entonces cuando surge la pregunta: ¿Qué es lo más importante para salvaguardarlo? La cultura.

Difundir esta idea de búsqueda constante de la mejora y de la innovación, como la herramienta para conseguirla por toda la compañía y que se filtre a todos los equipos, es necesario si queremos obtener más bolsas de valor, y más grandes cada vez, y para esto es necesario empezar por el fomento de esta actitud de mejora continua y cuestionamiento constante del estado actual. Y ya os aviso que no es sencillo en absoluto.

Otro aspecto muy importante para destacar y que no parece evidente son los procesos de gestión. Si hablamos de innovación, ¿Por qué es esto importante? Si los procesos de gestión no maduran es muy difícil escalar. La compañía crecerá apoyándose en el valor generado por estas innovaciones multinivel, pero si no evolucionan los procesos de gestión acabará colapsando por su propio peso. Esta es otra dimensión en la que hay que innovar con el mismo procedimiento, pero, colega empresari@, te recomiendo que no esperes a que las ramas empiecen a doblarse.

En definitiva, empezar a innovar a pequeña escala, cultivar esa cultura de mejora constante donde el fallo es un aprendizaje y preparar tu estructura de gestión para aguantar el crecimiento que vendrá como consecuencia de aprovechar esas bolsas de valor son aspectos que podemos trabajar siendo pequeños y que, aplicándolos, te aseguro que los beneficios no tardarán en llegar, aunque te advierto que no son inmediatos.

Juan Salvador Castejón,

CEO y cofundador de VÓCALI

Miembro del equipo de EMURI

Cerramos este bloque destinado a las TIC, examinando a las empresas con menos de 10 empleados, ya que en las anteriores entregas solo se han incluido, por imperativo de los datos disponibles, las que igualaban o superaban ese umbral. Según el INE (Explotación Estadística del DIRCE), ese grupo de pequeñas empresas constituía el 95,0% del total de las existentes en el entramado productivo de la Región de Murcia en 2022 –una fracción muy cercana a la del conjunto nacional (95,7%)–, lo que exige proporcionar información sobre este importante componente del armazón empresarial regional. Sin embargo, la información proporcionada por la ETICCE es mucho más reducida que la referente a las empresas con 10 o más empleados, limitándose a ocho variables básicas, con las que hemos elaborado cuatro indicadores, que seguidamente presentamos en dos apartados.

El gráfico 1 recoge dos relaciones. La primera (A) es la proporción de empresas que utilizan internet. Puede percibirse que los registros son elevados y no ofrecen una alta dispersión. El rango se extiende desde el mínimo de Asturias (80,3%) al máximo de Cataluña (90,5%), con una media nacional del 86,0%. Nuestra región ocupa un preocupante penúltimo lugar con un 80,7%. La segunda relación (B) se refiere a la porción de empresas que, con internet, disponen de página web. En esta ratio, la dispersión se amplía y, por ello, guía la ordenación del gráfico 1. El valor más alto corresponde a Madrid, con un destacado 43,2%, y el más bajo a Extremadura (19,8%), situándose la Región de Murcia (25,1%) en la precaria posición 15ª, con un diferencial desfavorable de 6,7 puntos respecto a la media española (31,8%).

Si combinamos ambos indicadores, obtenemos la proporción del total de empresas con menos de 10 empleados que tienen sitio web, que se reduce al 27,4% de las nacionales, cayendo al 20,7% en las murcianas, el segundo registro más bajo de todas las CC.AA., solo por encima de Extremadura (17,0%). Por tanto, los datos nos devuelven una imagen muy similar a la de las empresas con 10 o más empleados: una comunidad que padece una sustancial brecha digital en el contexto español.

El gráfico 2 da cuenta de otros dos indicadores. El tercero es la fracción de empresas con internet que utilizan las redes sociales para diferentes fines (C), desde favorecer un contacto más estrecho con sus clientes a la promoción de sus marcas. El dato nacional se limita al 36,1%. Cataluña (39,7%) lidera la clasificación, emplazándose La Rioja (28,7%) en la última posición. La Región de Murcia (30,1%) se ubica en el puesto 12º.

El cuarto indicador concierne a la cuota de empresas que toman medidas de seguridad TIC (D). Los niveles de la ratio son sensiblemente superiores, respecto a las que tienen sitio web (B) y a las que emplean las redes sociales (C). La cifra nacional asciende al 55,3%, volviendo Cataluña (62,7%) a encabezar la clasificación, mientras que la cifra más baja es el de Castilla-La Mancha (44,2%). Con este indicador, la Región de Murcia (53,1%) se emplaza en el 7º puesto de la ordenación; resultado que constituye una positiva excepción a la regla de nuestras habituales posiciones rezagadas en cuanto a TIC.

Nótese que, con frecuencia, para una amplia gama de indicadores, se suele invocar que, como la presencia de las PYMES es mayor en nuestra comunidad que en el conjunto de España, se registra un efecto composición que provoca que los resultados agregados murcianos sean inferiores a los nacionales. Tras el preceptivo cotejo, hemos comprobado que no hay ningún efecto composición. Simplemente, la Región de Murcia se encuentra en una situación de atraso en cuanto al uso empresarial de las TIC en los dos grupos de empresas. Un escenario que es necesario revertir en los próximos años, si queremos que el gran vuelco que está suponiendo la digitalización en la gestión empresarial sea adecuadamente aprovechado por las empresas murcianas.

Apostar por la aplicación de procesos productivos más innovadores que les permita ofrecer a todos sus clientes una calidad óptima, tanto en producto como en servicio. Esta es la filosofía en I+D+i que ha situado a El Dulze Growers como una de las empresas más destacadas del sector hortofrutícola.

Para seguir creciendo, la compañía hace uso de las últimas tecnologías, adaptándolas a sus modelos de producción, envasado, administración y comercialización para ser más eficientes. Además, lleva a cabo ensayos de forma continuada con nuevas variedades de verduras y hortalizas para seleccionar las más adecuadas a la demanda y necesidades del mercado actual.

El CBDO de El Dulze, José Ramón Sánchez, explica y define en esta entrevista qué papel ocupa la innovación en la compañía.


ENTREVISTA COMPLETA:

La Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (Fecoam), ha firmado un convenio de colaboración con el rector de la Universidad de Murcia para la realización de un estudio específico por parte de un equipo de investigación de las tres universidades de la Región: UMUUPCT y UCAM, dirigido por el catedrático profesor José Luis Munuera Alemán. 

El proyecto se enmarca dentro de las actividades de la Cátedra Interuniversitaria del Ecosistema de Innovación de la Región de Murcia (EMURI).

Así, el ‘Estudio sobre innovación, tecnología y la especialización inteligente para las cooperativas agrarias y la economía social de la Región de Murcia’, formará parto del Plan Estratégico de Innovación Empresarial y desarrollo Tecnológico en las Cooperativas Agrarias de Fecoam 2024-26 y sus conclusiones ser recogerán en un informe final.

El plazo previsto para el desarrollo del trabajo se extiende hasta el 15 de diciembre de 2023, por lo que el equipo de trabajo dirigido por José Luis Munuera Alemán ya ha comenzado con las entrevistas y auditorías de innovación de las cooperativas murcianas.

Como explica el responsable del proyecto, «es un estudio en profundidad con 14 cooperativas, realizando auditorias de innovación y entrevistas que estamos analizando y que pronto nos va a permitir elaborar un conjunto de recomendaciones útiles para todas ellas».

Desde Fecoam aseguran que la investigación y colaboración con organismos como EMURI «es imprescindible para optimizar los recursos y esfuerzos del sector cooperativo de la Región, ayudándonos a aprovechar y explotar todo el potencial de crecimiento y rentabilidad de nuestros asociados».

La IA se inició a mediados del siglo XX y, desde hace años, asistimos a los comienzos de una etapa en la que su aplicación empresarial implicará una revolución económica que afectará, en mayor o menor medida, a todos los procesos de producción de bienes y servicios. Hoy en día, su implantación en determinados ámbitos como la automatización de las tareas productivas, el procesamiento del lenguaje y el análisis de datos ha cobrado una importancia creciente. Cabe pensar que, a medio plazo, el progreso de la IA registre una aceleración que provocará un impacto sin precedentes sobre nuestro entramado productivo, cuyas consecuencias sobre la actividad y el empleo en España son difícilmente previsibles. Lo que es seguro es que las empresas que no afronten y solventen este reto se situarán en una posición de desventaja competitiva que, a la postre, puede acarrear su desaparición.    

La presencia de la IA en el entramado productivo español es aun débil: solo el 11,8% de las empresas con 10 o más empleados utilizan tecnologías IA, tal como queda recogido en el gráfico (columna A), que muestra la ordenación descendente de las CC.AA. en lo que concierne a este indicador. Madrid es la región que encabeza la clasificación, con un registro del 16,8%, seguida por C. Valenciana, Aragón y Cataluña. El mínimo corresponde a Castilla y León (7,4%), ocupando nuestra comunidad la decimotercera plaza con un 9,4%.

Asimismo, el gráfico da cuenta, dentro de ese minoritario grupo, de la fracción de las empresas que utilizan análisis de datos con aprendizaje automático (columna B), es decir, sistemas capaces de reconocer patrones y facilitar la toma de decisiones. Es una herramienta que permite obtener provechosas informaciones de diferente índole como, por ejemplo, la previsión de la evolución del mercado y de las preferencias de la demanda. La proporción de las empresas españolas que, recurriendo a la IA, se valen de esta técnica se eleva a algo más de un tercio (34,1%), lo que equivale a un precario 4,0% del total de empresas contabilizadas por el INE. En este segundo indicador, Cantabria (50,7%) lidera la ordenación, acompañada de cerca por Madrid (49,0%) y, a cierta distancia, por Baleares (46,9%) y Asturias (41,6%). El dato más bajo corresponde a Castilla-La Mancha (12,1%), situándose la Región de Murcia en la penúltima posición (14,1%), lo que solo supone el 1,3% del total de empresas regionales con 10 o más empleados.

 La tabla presenta el empleo de la robótica en la Región de Murcia y en España: las cifras vuelven a ser modestas, al situarse por debajo del 10% de las empresas. El diferencial es reducido, pero hay que añadir que nuestra comunidad vuelva a ocupar una posición atrasada –la 12ª– en la clasificación, cuya cota más elevada es la de Navarra (13,8%) y, curiosamente, la más baja corresponde a Madrid (4,7%). Además, la tabla proporciona las principales razones explicativas de su utilización. Más de la mitad de esa fracción minoritaria de las empresas nacionales y regionales invocan tres motivos. Primero, garantizar una mayor precisión o calidad de procesos y productos. Segundo, ampliar la gama de productos, donde el porcentaje de empresas regionales sobrepasa al de las nacionales. Tercero, mejorar la seguridad laboral. Del resto de motivos, solo señalaremos que el alto coste del factor trabajo posee poca incidencia en nuestra comunidad, y cobra más fuerza a nivel nacional; sucediendo lo mismo en lo que respecta a las dificultades para la contratación de personal especializado.

En suma, en lo que concierne a la IA, una de vertientes de las TIC con mayor potencial en la innovación de los procesos productivos, organizativos y comerciales, las empresas murcianas vuelven a ocupar un puesto rezagado en el escenario español, por lo que solo cabe esperar que, con los pertinentes incentivos públicos y la positiva respuesta empresarial, esa brecha digital se vaya reduciendo en los próximos años con el fin de reforzar la posición competitiva de nuestro tejido productivo. No es difícil comprender lo mucho que nos jugamos ante este desafío.  

En la actualidad, la innovación es uno de los principales motores del crecimiento económico y el desarrollo social en todo el mundo. Cada vez más, los países, regiones y ciudades están compitiendo por ser los líderes en innovación, con el objetivo de atraer inversiones y talento, crear empleos y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

En este contexto, la Región de Murcia, al sureste de España, se está convirtiendo en un lugar cada vez más atractivo para la innovación, gracias a la colaboración entre universidades, administraciones públicas y empresas privadas. A continuación, se detallan algunos de los beneficios que se pueden obtener de esta sinergia.

En primer lugar, la colaboración entre universidades, administraciones públicas y empresas privadas permite que el conocimiento generado en las universidades se transfiera a la sociedad y la economía. Las universidades son los principales motores de la investigación y el desarrollo, y su conocimiento puede ser muy valioso para las empresas privadas y las administraciones públicas. A través de la colaboración, se pueden identificar oportunidades de innovación y crear soluciones que aborden los desafíos sociales y económicos de la Región de Murcia.

En segundo lugar, la colaboración entre las tres partes también puede fomentar el emprendimiento y la creación de empresas innovadoras. Las universidades pueden proporcionar el conocimiento y las habilidades necesarias para lanzar y hacer crecer una empresa innovadora, mientras que las administraciones públicas pueden ofrecer financiamiento y apoyo para el emprendimiento. Por su parte, las empresas privadas pueden proporcionar financiación y mentoría, así como oportunidades de colaboración y de mercado. En conjunto, estas tres partes pueden crear un ecosistema de innovación que promueva la creación de empresas innovadoras y el desarrollo económico de la región.

En tercer lugar, la colaboración entre universidades, administraciones públicas y empresas privadas puede fomentar la formación y el desarrollo de habilidades para el trabajo en la era de la innovación. Las universidades pueden proporcionar una formación avanzada en habilidades técnicas y de gestión, mientras que las empresas privadas pueden proporcionar oportunidades de aprendizaje en el lugar de trabajo y de capacitación. Las administraciones públicas, por su parte, pueden proporcionar financiamiento para la formación y el desarrollo de habilidades, así como programas de empleo y aprendizaje para jóvenes y personas desempleadas. En conjunto, estas tres partes pueden ayudar a crear una fuerza laboral altamente cualificada y capacitada para la economía del futuro.

En cuarto lugar, la colaboración entre universidades, administraciones públicas y empresas privadas puede fomentar la innovación abierta y la co-creación. La innovación abierta se refiere a la colaboración entre diferentes organizaciones para desarrollar soluciones innovadoras. Esto puede incluir la colaboración entre empresas, universidades y administraciones públicas, así como la colaboración entre diferentes empresas y diferentes universidades. La co-creación se refiere a la colaboración entre diferentes partes interesadas, incluidos los usuarios finales, para desarrollar soluciones innovadoras. En conjunto, la innovación abierta y la co-creación pueden generar soluciones más innovadoras y efectivas para los desafíos sociales y económicos de la Región de Murcia.

En general, el ecosistema de innovación en la Región de Murcia ha tenido un impacto positivo en la economía y la sociedad de la región. Ha permitido la creación de empleos altamente especializados, el aumento de la competitividad de las empresas, el desarrollo de tecnologías avanzadas y la promoción de proyectos innovadores en áreas clave como la salud, la educación y la cultura.

Sin embargo, es importante recordar que la innovación no es un proceso estático y que debe ser continuo para mantener sus beneficios. Las universidades, la administración pública y las empresas privadas deben seguir trabajando juntas para desarrollar proyectos innovadores que respondan a las necesidades de la sociedad y el mercado. Además, es importante fomentar la creatividad y el espíritu emprendedor en todos los niveles de la sociedad para promover la innovación desde la base.

En conclusión, el ecosistema de innovación en la Región de Murcia es un ejemplo de cómo la colaboración entre las universidades, la administración pública y las empresas privadas puede generar importantes beneficios económicos y sociales para una región o país. Sin embargo, para mantener estos beneficios y seguir mejorando, es importante seguir fomentando la innovación y la creatividad en todos los niveles de la sociedad y trabajar juntos en proyectos innovadores que respondan a las necesidades actuales y futuras. La innovación es esencial para el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida de las personas, y debe ser un objetivo constante en cualquier comunidad.

OpenAI – ChatGPT,

en base a la búsqueda “escribe un artículo de entre 700 y 800 palabras con un final impactante sobre los beneficios de generar un ecosistema de innovación entre las universidades, administraciones públicas y las empresas privadas en la Región de Murcia”