La IA se inició a mediados del siglo XX y, desde hace años, asistimos a los comienzos de una etapa en la que su aplicación empresarial implicará una revolución económica que afectará, en mayor o menor medida, a todos los procesos de producción de bienes y servicios. Hoy en día, su implantación en determinados ámbitos como la automatización de las tareas productivas, el procesamiento del lenguaje y el análisis de datos ha cobrado una importancia creciente. Cabe pensar que, a medio plazo, el progreso de la IA registre una aceleración que provocará un impacto sin precedentes sobre nuestro entramado productivo, cuyas consecuencias sobre la actividad y el empleo en España son difícilmente previsibles. Lo que es seguro es que las empresas que no afronten y solventen este reto se situarán en una posición de desventaja competitiva que, a la postre, puede acarrear su desaparición.    

La presencia de la IA en el entramado productivo español es aun débil: solo el 11,8% de las empresas con 10 o más empleados utilizan tecnologías IA, tal como queda recogido en el gráfico (columna A), que muestra la ordenación descendente de las CC.AA. en lo que concierne a este indicador. Madrid es la región que encabeza la clasificación, con un registro del 16,8%, seguida por C. Valenciana, Aragón y Cataluña. El mínimo corresponde a Castilla y León (7,4%), ocupando nuestra comunidad la decimotercera plaza con un 9,4%.

Asimismo, el gráfico da cuenta, dentro de ese minoritario grupo, de la fracción de las empresas que utilizan análisis de datos con aprendizaje automático (columna B), es decir, sistemas capaces de reconocer patrones y facilitar la toma de decisiones. Es una herramienta que permite obtener provechosas informaciones de diferente índole como, por ejemplo, la previsión de la evolución del mercado y de las preferencias de la demanda. La proporción de las empresas españolas que, recurriendo a la IA, se valen de esta técnica se eleva a algo más de un tercio (34,1%), lo que equivale a un precario 4,0% del total de empresas contabilizadas por el INE. En este segundo indicador, Cantabria (50,7%) lidera la ordenación, acompañada de cerca por Madrid (49,0%) y, a cierta distancia, por Baleares (46,9%) y Asturias (41,6%). El dato más bajo corresponde a Castilla-La Mancha (12,1%), situándose la Región de Murcia en la penúltima posición (14,1%), lo que solo supone el 1,3% del total de empresas regionales con 10 o más empleados.

 La tabla presenta el empleo de la robótica en la Región de Murcia y en España: las cifras vuelven a ser modestas, al situarse por debajo del 10% de las empresas. El diferencial es reducido, pero hay que añadir que nuestra comunidad vuelva a ocupar una posición atrasada –la 12ª– en la clasificación, cuya cota más elevada es la de Navarra (13,8%) y, curiosamente, la más baja corresponde a Madrid (4,7%). Además, la tabla proporciona las principales razones explicativas de su utilización. Más de la mitad de esa fracción minoritaria de las empresas nacionales y regionales invocan tres motivos. Primero, garantizar una mayor precisión o calidad de procesos y productos. Segundo, ampliar la gama de productos, donde el porcentaje de empresas regionales sobrepasa al de las nacionales. Tercero, mejorar la seguridad laboral. Del resto de motivos, solo señalaremos que el alto coste del factor trabajo posee poca incidencia en nuestra comunidad, y cobra más fuerza a nivel nacional; sucediendo lo mismo en lo que respecta a las dificultades para la contratación de personal especializado.

En suma, en lo que concierne a la IA, una de vertientes de las TIC con mayor potencial en la innovación de los procesos productivos, organizativos y comerciales, las empresas murcianas vuelven a ocupar un puesto rezagado en el escenario español, por lo que solo cabe esperar que, con los pertinentes incentivos públicos y la positiva respuesta empresarial, esa brecha digital se vaya reduciendo en los próximos años con el fin de reforzar la posición competitiva de nuestro tejido productivo. No es difícil comprender lo mucho que nos jugamos ante este desafío.  

En la actualidad, la transformación digital de una empresa no se puede plantear como una de las opciones posibles, sino más bien como una condición necesaria para garantizar su supervivencia en el mercado global. Con el avance del proceso de digitalización, las empresas han ido incorporando especialistas TIC en su plantilla, de tal forma que su grado de presencia se convierte en una medida adecuada de su progreso en esta materia.

El gráfico 1 recoge para las CC.AA. en el primer trimestre de 2022, su posición en función de los datos relativos a dos variables complementarias: a) Fracción de las empresas que emplean especialistas TIC (A); b) Peso de los especialistas TIC en el empleo total (B). En España, las cifras se sitúan en un 17,2% y en un 4,1%, respectivamente. Como es habitual, los datos regionales dan lugar a un amplio abanico, situándose en la franja superior Madrid, Cataluña y País Vasco y, en la inferior, Región de Murcia, Cantabria y Castilla-La Mancha. En el caso de nuestra comunidad, la proporción de empresas con especialistas TIC se limita a un 11,2% y el peso de este tipo de personal cualificado en el empleo total cae a un 1,2%.  Hay que señalar que el segundo de los registros anteriores es el más bajo de las 17 CC.AA.

El gráfico 2 recoge otro par de proporciones. La tercera se refiere a la porción de empresas que emprendieron acciones formativas en TIC para sus empleados (C). La cuarta a la cuota de las empresas cuyas funciones TIC fueron encomendadas a personal propio (D). En España, las cifras respectivas son 39,0% y un 21,7%. Madrid, Cataluña y País Vasco vuelven a encabezar la clasificación y la cierran las mismas comunidades que en el gráfico 1, pero se altera el orden: Castilla-La Mancha, Cantabria y Región de Murcia. La última posición de nuestra comunidad se debe a que las acciones formativas en TIC solo fueron implementadas por el 28,7% de las empresas y, especialmente, al hecho de que la proporción de las empresas que recurren a personal propio para llevar a cabo sus funciones TIC desciende al 13,5%, lo que acarrea un destacado mínimo en el contexto español.

Por consiguiente, la información utilizada sobre el personal TIC pone de manifiesto, de nuevo, que nuestras empresas adolecen de una importante brecha digital. Conviene aclarar que la razón no estriba en un mayor grado de dificultad para cubrir vacantes de especialistas TIC. Efectivamente, en España, ese grado de dificultad es relativamente bajo puesto que, en el primer trimestre de 2022, solo el 4,7% de las empresas demandantes de ese tipo de trabajadores se encontraron con alguna traba como la falta de solicitudes, la ausencia de cualificación, la insuficiencia de la experiencia laboral o las expectativas salariales de los aspirantes. En la Región de Murcia, tal proporción desciende al 3,3%, ocupando la posición central de la distribución, es decir, el 9º puesto.

Una prueba del intenso avance de la sociedad de la información en los últimos lustros la aporta el hecho de que la proporción de las empresas con 10 o más empleados que utilizaron ordenadores, en el primer trimestre de 2022, se cifró en un 99,2% en España y en un 99,8% en la Región de Murcia. Además, esos altísimos registros se vuelven a dar si nos referimos a las que están conectadas a internet. Pero lo anterior no es suficiente, puesto que lo verdaderamente importante son los usos que se hacen de las TIC, que pueden contribuir, en mayor o menor medida, a una sensible mejora de la asignación del trabajo disponible y, por tanto, a elevar su productividad, lo que propicia efectos positivos sobre la competitividad y la rentabilidad de las empresas.

El gráfico 1 ubica las comunidades autónomas en función de las empresas que disponen de página web y de la fracción de empleados que utilizan internet con fines empresariales. Las regiones están ordenadas en una escala decreciente de acuerdo con la media de los dos indicadores recogidos, figurando en el extremo de la derecha las dos cifras correspondientes al conjunto de España. Lo primero que debe destacarse es que la Región de Murcia ocupa la última posición y, además, lo hace en las dos proporciones indicadas. La fracción de empresas con web se eleva a un 68,9%, casi diez puntos por debajo de la media nacional (78,5%). Ese diferencial se dobla en lo que atañe a la cuota de empleados que utiliza internet con fines empresariales: 46,0% frente a una cifra española del 66,1%. Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra y Aragón ocupan las primeras posiciones y, en la parte inferior de la distribución, nuestra comunidad es acompañada por Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía. Nótese que la dispersión es mucho mayor en el segundo indicador y que el mínimo de la Región de Murcia está a una significativa distancia del nivel de Extremadura, que se ubica en la penúltima plaza.

El gráfico 2 muestra, por un lado, la porción de empresas que recurren a internet para reuniones con todo tipo de agentes, internos o externos, y, por otro, la de las que han implantado el teletrabajo. Los niveles de estos dos indicadores son sensiblemente inferiores a los de los proporcionados en el gráfico 1, situándose la Región de Murcia en la penúltima posición. La fracción de empresas de la comunidad que recurren a reuniones no presenciales se limita a un 39,5% frente a una media española del 53,4% y, en el teletrabajo, las cifras respectivas son 24,1% y 40,8%. La distancia es, pues, considerable. No hay grandes cambios en la clasificación, siendo uno de los más significativos que Cataluña releva a Madrid en la primera posición, lo que no impide que, en la parte alta de la distribución, las dos ordenaciones conduzcan a resultados muy similares. Por abajo, los cambios cobran mayor entidad, al sustituir Extremadura como farolillo rojo a la Región de Murcia, ubicándose cerca de ambas Canarias, Castilla-La Mancha y Cantabria.

Por consiguiente, nuestras empresas padecen una brecha digital de considerables dimensiones en el contexto español. Conviene, de nuevo, recordar que la operación estadística del INE excluye a la agricultura y que, por tanto, no cabe invocar el superior peso productivo y ocupacional de este sector en la estructura económica regional. Las tecnologías digitales son, en la actualidad, una de las principales palancas de la competitividad y, por ende, del potencial de crecimiento económico de cualquier territorio. Los datos suministrados expresan de forma nítida que la Región de Murcia sufre una notable desventaja comparativa en lo que respecta al aprovechamiento de las oportunidades abiertas por la digitalización de importantes áreas de la gestión empresarial.

  • El fomento de la cultura de I+D, el estudio de los riesgos asociados o la búsqueda de líneas de financiación adecuadas son algunos de los factores destacados por Ecosistema Murcia Innova 

La Cátedra interuniversitaria Ecosistema Murcia Innova (EMURI) ha impulsado una actividad formativa dirigida al tejido empresarial de la Región de Murcia en la que ha abordado las claves para desarrollar productos y servicios más competitivos.  

En concreto, los expertos de I+D han destacado durante el primer curso de Dirección y Gestión de la Innovación cuatro claves: la definición de objetivos específicos, el fomento de la cultura de innovación, el estudio de los riesgos asociados y la búsqueda de líneas de financiación adecuadas para rentabilizar el proyecto. 

Durante 13 sesiones, los asistentes, responsables de innovación de compañías de distintos sectores de la Región, han podido ampliar sus conocimientos sobre estos cuatro bloques y aprender a cómo aplicarlo para potenciar esta área en sus propias compañías.  

Las entidades que han participado son Grupo Orenes, Primafrio, Symborg, Marnys, Cajamar, Andamur, Grupo AMC Innova, El Dulze Growers, la Federación de Cooperativas Agrarias Murcia (FECOAM) y Grupo Postres Reina

Otros temas abordados en el programa han sido el intraemprendimiento, la comunicación como herramienta estratégica para la difusión de nuevos productos, la importancia de la colaboración entre empresa y universidad o nuevas técnicas de creatividad como el Design Thinking, entre otros.  

Primera Cátedra Interuniversitaria de innovación en la Región 

La Cátedra Interuniversitaria Ecosistema Murcia Innova (EMURI) es una plataforma que trabaja desde 2018 para fomentar la competitividad del tejido empresarial murciano y fortalecer la colaboración entre la universidad, la administración y la empresa. Todo ello con un objetivo concreto: lograr que la Región alcance en 2030 unos valores similares en I+D+i a los que tiene la media de la Unión Europea.  

Forman parte de este proyecto 13 empresas — Fecoam, El Dulze, AMC Innova, Grupo Fuertes, Grupo Orenes, Grupo Postres Reina, Portavoz, Symborg, Andamur, Primafrío, Cajamar, Marnys y Vócali —, las Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y la Consejería de Empresa, Empleo, Universidades y Portavocía. 

Expertos en innovación 

Las clases han estado impartidas por 22 ponentes, entre los que se encontraban profesores de las tres universidades de la Región, directivos y consultores expertos en esta materia.  

El cuadro docente ha estado formado por el director de la cátedra, José Luis Munuera; el profesor de ESADE, Xavier Ferrás; el coordinador de proyectos de EMURI, Juanfra Abad; el profesor de la UPCT, Domingo García Pérez de Lema; los profesionales de Innoventures Capital SL. Carlos Vicente Caballero y Javier Fernández; los socios fundadores de la consultora Prismático, Jose Javier Ruiz Cartagena y Carmen Mora, el catedrático de la UMU, Félix García; el socio-director de Onmi Tech Consulting SL, Luis Sánchez del Pozo, y su directora del departamento de Deducciones Fiscales, Irene Morales Ruiz; el CMO Biometric Vox, Miguel A. García; el responsable del área de dirección de Comunicación en Portavoz; Nacho Domínguez;  el responsable de la Oficina Acelera Pyme del Centro Tecnológico Naval y del Mar; Pedro Núñez; el director de Operaciones y Retail de Andamur, Miguel Angel Quiñonero; la R&D Project Manager UMU, Mar Moreno; el doctor en Informática por la UMU, Antonio Sharmeta, el profesor del departamento de Economía de la Empresa de la UPCT, Antonio J.Briones; el PhD Student UMU, Daniel Espinosa, la directora del Centro Tecnológico del Mueble y la Madera, Josefina Garrido, el director Research & Nutrition at Hero Group, Luis Manuel Sánchez; y el Catedrático del departamento de Organización de Empresas y Finanzas de la UMU, Francisco José Molina Castillo. 

Vídeo resumen curso:

La competitividad empresarial está íntimamente asociada al progreso tecnológico que puede revestir distintas formas, destacando entre todas ellas la digitalización, es decir, la aplicación de las TIC a todos los ámbitos de la gestión para la consecución de objetivos vitales: optimización de recursos, aumento de la productividad, incrementar la satisfacción de los clientes, ganar cuota de mercado, mejorar el suministro de bienes de capital e inputs corrientes por parte de los proveedores… Por tanto, hoy en día es de general aceptación que la digitalización se ha convertido en el reto más importante que debe afrontar y resolver una empresa innovadora. La transformación digital de las empresas debe ser integral, no puntual, es decir, ha de afectar a todas las áreas de la gestión, sin que pueda quedar reducida a una de ellas. Digitalizar una empresa implica un cambio sistémico del modelo de negocio, puesto que altera sustancialmente sus relaciones con proveedores, clientes y trabajadores.

Por todo lo anterior, es ineludible examinar la estructura del gasto empresarial en TIC. En esta entrega, se hará atendiendo a sus distintos capítulos y en función de tres sectores económicos. Los capítulos de gasto son cuatro: a) Los activos físicos (hardware); b) Las aplicaciones intangibles que maximizan el rendimiento de los activos anteriores (software); c) Servicios TIC, es decir, los pagos a proveedores por telecomunicaciones, asistencia técnica, mantenimiento…; d) Seguridad TIC, que integra el coste de las medidas adoptadas para la protección de los datos utilizados por la empresa.

Por sectores económicos, hay información sobre la Industria, la Construcción y los Servicios. Desde una perspectiva regional, cabe echar en falta datos sobre las actividades primarias (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca). En particular, es presumible que el gasto en TIC de las empresas agrarias murcianas con 10 o más empleados alcance una cuantía destacada en el contexto español, puesto que la digitalización de los procesos productivos es habitual en diversas facetas de lo que se conoce como agricultura de precisión: geolocalización de parcelas, agua de riego, fertilizantes, fitosanitarios, trazabilidad…

El gráfico anterior proporciona el reparto del gasto en 2021 de las empresas ≥ 10 empleados, tanto en la Región de Murcia como en España. Por capítulos: a) Los pesos del software y de la seguridad TIC son muy similares en las dos economías, situándose cerca del 30% el primero y en torno al 8% la segunda; b) En la comunidad, el gasto en hardware equivale a la tercera parte del total del gasto, sensiblemente por encima de la media nacional; c) Por tanto, en los servicios TIC provistos por terceros la situación se invierte, siendo la partida de mayor relevancia en España con un 40%, mientras que en la región su participación (30%) se iguala con la del software.

Ese mismo gráfico refleja una diáfana preponderancia del sector Servicios, sobre todo en España, donde absorbe las tres cuartas partes del gasto TIC de las empresas ≥ 10 empleados, frente a algo menos de los dos tercios en la Región de Murcia. Dado que el peso de la Construcción es, en las dos economías, irrelevante, otra de las particularidades del gasto empresarial regional en TIC es la aportación de la Industria, que se emplaza en un tercio, cifra que rebasa claramente al promedio español, que resulta ser inferior a un cuarto.

La tabla adjunta cruza las dos variables anteriores: tipo de gasto y sector económico. Los resultados pueden quedar sintetizados de la siguiente forma:

  • El mayor peso de la Industria en el gasto TIC de las empresas regionales se asienta principalmente en el software, apartado en el que la contribución industrial está muy cerca de la mitad del gasto realizado por el total de las empresas regionales en este capítulo. Por el contrario, en España la aportación del sector industrial al gasto en software ni tan siquiera supone la cuarta parte del total correspondiente.
  • Las cuotas de la Construcción son testimoniales en los cuatro capítulos de gasto, tanto en la comunidad como a nivel nacional.
  • El predominio del sector Servicios es meridiano en el conjunto nacional en los cuatro capítulos. En la Región de Murcia, ese protagonismo de las actividades terciarias disminuye sensiblemente en software, lo que no es óbice para que su contribución se aproxime a la mitad del gasto total.

En suma, los dos rasgos distintivos del gasto en TIC por parte de las empresas regionales en el contexto nacional son dos: por capítulos, una cuota significativamente superior del hardware en el gasto total y, por sectores económicos, un peso considerablemente mayor de las actividades industriales.

Las TIC son el conjunto de herramientas cuyo fin es la recogida, el almacenamiento, el procesamiento y la transmisión de la información. Incluyen tanto material tangible (hardware) –equipos, terminales, redes…– como las aplicaciones funcionales (software) que propician el uso eficiente de los bienes físicos anteriores. En los últimos lustros, el impacto de las TIC ha sido tan rápido como intenso y, hoy en día, se ha generalizado su uso por parte de los hogares, las empresas y las administraciones públicas, dando lugar a lo que se llama la sociedad de la información. Una empresa que no se comporte de forma proactiva y tome las decisiones pertinentes en este contexto se enfrenta a embarazosas dificultades en diferentes ámbitos, lo que puede provocar nocivos efectos, entre los que sobresale la pérdida de competitividad.

El INE, en el marco de la coordinación del EUROSTAT, viene publicando en los últimos años, la Encuesta sobre el uso de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones y del Comercio Electrónico en las Empresas (ETICCE). Resulta necesario aclarar que esta operación estadística no cubre a todas las empresas, sino a las que encuadran su actividad principal en la inmensa mayoría de las actividades industriales, el total del sector de la construcción y una importante fracción de los servicios privados. Así pues, queda excluido el conjunto del sector primario (Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca).

El gasto empresarial en TIC para el conjunto de España, por parte de las empresas con ≥ 10 empleados, se elevó a 14.398 millones de € en 2021. En primer lugar, resulta de interés examinar el reparto territorial de la inversión nacional en dichas tecnologías. Así, el gráfico 1 proporciona su distribución entre las CCAA, resultando patente la hegemonía de Madrid, cuyo peso en el total nacional se acerca al 60% del gasto realizado, lo que se debe a múltiples razones, entre las que cabe subrayar el efecto sede, es decir, el hecho de ser el domicilio social de una notable proporción de las grandes empresas españolas. Cataluña, a gran distancia, ocupa la segunda posición, seguida por País Vasco, Comunidad Valenciana y Andalucía. Con pesos muy desiguales, estas cinco regiones absorben conjuntamente el 90% del gasto nacional, dejando una exigua porción para las restantes, cuya contribución es en algunos casos imperceptible en ese gráfico 1. La Región de Murcia –con un gasto de 97,3 millones de €– tan solo aportó el 0,68% de los recursos destinados por las empresas españolas a inversión en TIC, ubicándose en la plaza 13ª, por delante de cuatro comunidades: Castilla-La Mancha, Cantabria, Extremadura y La Rioja.

Sin embargo, la intensidad del esfuerzo debe ser cuantificada en función de la dimensión económica de las diferentes regiones, es decir, en términos de PIB, tal como se recoge en el gráfico 2. El resultado alcanzado por este indicador es, salvo en Madrid, reducido, pero es útil para una comparación interregional. Ese esfuerzo es uno de los más significativos factores de la estrategia competitiva de nuestras empresas. Pues bien, el gasto empresarial en TIC equivalió al 1,19% del PIB español en 2021. Madrid vuelve a encabezar la clasificación de forma destacada, con un esfuerzo (3,51%) que triplica la media española. El diferencial favorable a Madrid respecto al resto de autonomías es tan grande que solo el País Vasco rebasa, por muy escaso margen, el promedio nacional. Las tres comunidades siguientes son Cataluña, Navarra y Comunidad Valenciana. En la parte inferior de la distribución se encuentran Andalucía, La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha y, por último, Extremadura, que marca el mínimo con un 0,17%.

El gasto de las empresas de la Región de Murcia supuso el 0,30% de su PIB en 2021, lo que nos sitúa en el puesto 11º, entre Canarias y Cantabria. Expuesto el marco general, en próximas entregas profundizaremos en los principales factores relacionados con la inversión de las empresas regionales en TIC, como uso de ordenadores, internet, personal especializado, medios sociales, análisis big data, inteligencia artificial y seguridad. Todas ellas actuaciones relacionadas con la innovación y la digitalización, muy necesarias para que las empresas regionales se adapten al nuevo escenario competitivo global de la sociedad de la información.

Las manufacturas –que constituyen el grueso del sector industrial– son el grupo de actividades con mayor capacidad para captar el progreso tecnológico que, además, transmiten al conjunto del tejido productivo a través de los bienes corrientes y de capital que generan y son utilizados por el resto de las ramas. Lógicamente, el esfuerzo tecnológico –al que se suele aproximar mediante la ratio Gastos I+D/Valor Añadido Bruto– se reparte de forma muy desigual dentro de las manufacturas. A tal respecto, una clasificación tripartita ha obtenido un amplio consenso. Cataloga las manufacturas en tres categorías de acuerdo con su contenido tecnológico, en orden decreciente: a) Avanzadas, como Aeroespacial, Farmacia o Productos informáticos, electrónicos y ópticos; b) Intermedias, como Química, Caucho y plásticos o Material de transporte; c) Tradicionales, como Alimentación y bebidas, Madera y muebles o Textil y confección.

Tal categorización goza de una gran robustez porque, a medida que va ascendiendo el contenido tecnológico, se ha demostrado que, entre otros hechos, la calidad del capital humano es mayor; la productividad es más elevada y, por tanto, los salarios son superiores; aumenta la dimensión media de las empresas; y, lo que asimismo es crucial, la demanda mundial crece a un mayor ritmo. Pues bien, en el cuadro se ha distribuido el empleo manufacturero de acuerdo con tal clasificación, y se han agrupado, en orden descendente, las comunidades autónomas en función de su participación de las actividades tradicionales –con bajo contenido tecnológico– en la ocupación.

España posee unas manufacturas en la que los sectores tradicionales tienen un peso (40,2%) sensiblemente superior al conjunto de la Eurozona (33,8%). En las intermedias, se acorta el diferencial y la fracción del empleo aportado por las avanzadas equivale, en números redondos, a las dos terceras partes del registro de tal conjunto de referencia. Obviamente, esta composición es uno de los factores explicativos básicos de nuestro inferior esfuerzo tecnológico a nivel agregado. Los resultados de las CC.AA. son harto dispares. La Comunidad de Madrid lidera de forma destacada en las avanzadas, seguida a notable distancia por Cataluña. En las intermedias, sobresalen las aportaciones ocupacionales que presentan País Vasco, Asturias, Cantabria, Aragón y Navarra. Y las tradicionales alcanzan, con gran diferencia, sus cotas más elevadas en Extremadura y La Rioja,

En cuanto a la Región de Murcia, los datos evidencian la fuerte presencia de las manufacturas de bajo contenido tecnológico, al generar más de la mitad del empleo, debido fundamentalmente al peso de Alimentación y bebidas. Las intermedias aportan el 44,7% de los puestos de trabajo, en gran medida por la contribución de dos sectores: Química y Caucho y plásticos. Y se manifiesta de forma palpable la testimonial presencia de las avanzadas, con una cuota del 1,6% en el empleo, equivalente a la tercera parte de la media nacional. Por consiguiente, diversificar y enriquecer nuestro tejido industrial sigue siendo una tarea pendiente, que solo puede dar sus frutos en el largo plazo y que, como condición necesaria, requiere la implementación de una estrategia inteligente y enérgica por parte de las autoridades competentes, sin olvidar la aplicación de incentivos para que una mayoría de empresas –cualquiera que sea el tipo de sector en el que desarrollen su actividad– mejoren sustancialmente sus competencias en la gestión de sus inversiones en I+D+i.

La innovación empresarial se enfrenta a ciertos obstáculos y, por tal razón, el INE trata de cuantificar la relevancia que las empresas conceden a tales barreras, concretamente a las diez que se recogen en la tabla. En nueve de ellas, el porcentaje de las empresas afectadas en la Región de Murcia es mayor, con un diferencial relativo que cobra una notable entidad en dos:  VI-Falta de socios y IX-Demasiada competencia. La única excepción corresponde a la rémora con mayor peso: X-Otras prioridades dentro de la empresa. Por tanto, se desprende que, en la comunidad, la existencia de otros objetivos en el seno de las empresas representa un menor freno a la innovación. Sin embargo, se enfrentan a mayores dificultades en otros terrenos, entre los que también es pertinente citar a los relacionados con la financiación de la innovación: I, II, III y, en consecuencia, IV.

Tabla. Proporción (%) de empresas que revelan diferentes barreras que dificultan la innovación. Trienio 2018-2020.

Empresas ≥ 10 asalariados con sede social en la comunidad autónoma.

Fuente. Elaboración propia a partir de INE: Encuesta sobre innovación en las empresas.

Precisamente, aunque a notable distancia de X-Otras prioridades dentro de la empresa, el segundo escollo más citado es IV-Costes elevados, tanto a nivel regional como nacional. Considerando exclusivamente ambos, hemos elaborado el gráfico, en el que figuran las 17 CCAA, con el fin de tener un contexto más amplio de esta importante cuestión. Las autonomías están clasificadas en orden creciente por la suma de las dos proporciones de IV y X, desde el mínimo de Navarra (61,3%) al máximo de Extremadura (79,9%). La Región de Murcia se ubica en el 9º puesto (69,0%), levemente por debajo de la media nacional (69,6%).

Gráfico. Proporción (%) de empresas afectadas por los dos principales factores que dificultan la innovación. IV = Costes elevados; X = Otras prioridades empresariales. CCAA y España. 2018-2020.

Empresas ≥ 10 asalariados con sede social en la comunidad autónoma.

Fuente. Elaboración propia a partir de INE/CREM: Encuesta sobre innovación en las empresas.

Resulta interesante destacar el fuerte contraste que se registra entre el papel jugado por las dos mayores barreras a la innovación:

  • En la de mayor trascendencia (X-Otras prioridades dentro de la empresa) la fracción concernida en la Región de Murcia (41,0%) es la segunda más baja después de la de Navarra (39,5%). La Rioja (41,7%) y Cataluña (42,1%) se sitúan después de nuestra comunidad, mientras que Castilla y León (47,9%) y Extremadura (48,7%) son las regiones donde esa restricción cobra mayor fuerza.
  •  Por el contrario, el porcentaje de empresas regionales que juzgan que la innovación tiene unos costes excesivos (IV) se eleva al 27,9%, lo que nos sitúa en el puesto 13º, solo por delante de Castilla-La Mancha (28,5%), Canarias (28,9%), Andalucía (30,1%) y Extremadura (31,3%). En el otro extremo, Asturias (19,4%) y Navarra (21,8%) son las comunidades donde la incidencia de este segundo factor es inferior.
  • Por tanto, puede concluirse que el inferior peso de priorizar objetivos empresariales distintos de la innovación en la Región de Murcia, sufre la gravosa rémora de no disponer, a juicio de las empresas, de una financiación que permita afrontar sus costes en condiciones ventajosas.

Una de las estrategias de la innovación empresarial tiende a procurar beneficios ambientales –de los que se dará cuenta posteriormente– en diversos ámbitos atendiendo a ciertos incentivos. La tabla proporciona los cuatro factores que, de acuerdo con el INE, propiciaron, a lo largo del trienio 2018-19-20, ese tipo de mejoras en una determinada fracción del total de empresas captadas en España y las diecisiete CC.AA. por la muestra de la Encuesta sobre innovación en las empresas.

La Región de Murcia ocupa el primer lugar en lo que concierne a tal estrategia empresarial, puesto que encabeza la ordenación resultante en tres de los cuatro factores determinantes de este tipo de innovación: regulaciones públicas (I), demanda de los clientes (II) y encarecimiento de inputs (III). Solo es superada por otras tres comunidades –Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura– en lo que atañe a las conducentes a reducir el impacto causado por las condiciones atmosféricas extremas (IV). Hay una evidente relación entre el grado de vulnerabilidad ambiental y el porcentaje de empresas con esta clase de logros, puesto que, con la excepción de La Rioja, son las regiones meridionales las que ocupan las primeras posiciones, a las que hay que añadir los dos archipiélagos. El peso de los cuatro factores es desigual, destacando el asociado al efecto incremental del cambio climático sobre los costes, tanto a escala regional como nacional.

Tabla. Proporción (%) de empresas con mejoras medioambientales en función de los factores determinantes de la decisión. Trienio 2018-2020.

Empresas ≥ 10 asalariados con sede social en la comunidad autónoma. Fuente. Elaboración propia a partir de INE: Encuesta sobre innovación en las empresas.

Gráfico. Proporción de empresas innovadoras que han obtenido ventajas medioambientales en procesos (A) y en productos (B). Región de Murcia. 2020.

Empresas ≥ 10 asalariados con sede social en la comunidad autónoma. Fuente. Elaboración propia a partir de INE/CREM: Encuesta sobre innovación en las empresas.

Los beneficios medioambientales quedan reflejados en el gráfico mediante la fracción de empresas que, en la Región de Murcia, introdujeron mejoras para la propia empresa (A) o para los productos que generan (B) en 2020, que es el único año con información disponible. Las proporciones están referidas al total de empresas regionales y al grupo de las que son innovadoras, que equivalen al 22,4% de dicho total. Lógicamente, los resultados sobre el total son mucho más modestos que los alcanzados por las innovadoras, mostrando que, pese a la posición de liderazgo en este terreno, hay un largo camino por recorrer.

En cuanto a los avances medioambientales en los procesos productivos, caben destacar los relativos a la reducción del consumo energético o la huella de CO2, y el descenso de requerimientos de los inputs empleados, recursos hídricos incluidos. Por lo que respecta a los productos, sobresale haber alcanzado una mayor facilidad en su reciclaje, que es el de mayor impacto de las diez mejoras medioambientales consideradas.

A la hora de ofrecer información, el INE contempla siete áreas en las que se pueden concretar la innovación en el proceso de negocio, que son las reflejados en la tabla de aquí abajo. Por un lado, los problemas de frontera entre algunas de ellas son importantes y, por otro, una empresa ha podido abordar a lo largo del trienio mejoras en más de una de esas líneas, razón por la cual el total de empresas innovadoras es muy inferior a la suma de las innovaciones introducidas en los siete campos.

Número de empresas innovadoras en proceso de negocio por tipo de innovación. Trienio 2018-2020.

El número de empresas de la Región de Murcia con alguna innovación de su proceso de negocio en el citado trienio se eleva a 1.089. Algo más de la mitad materializaron avances en sus Métodos de producción de bienes o servicios. Información y comunicación –bases de datos, páginas web…–, ocupa el segundo lugar, con un 43,2% de empresas implicadas, seguida de cerca (41,3%) por Administración y contabilidad –gobierno corporativo, auditoría…–. Las empresas que innovaron en la Gestión de recursos humanos –formación, servicios de prevención…–  alcanzan el 28,6% y las que lo hicieron en Ventas y marketing –estudios de mercado, help-desk…– el 21,7%. Los dos campos restantes tienen una relevancia notoriamente inferior.

Peso de la Región de Murcia en las empresas innovadoras españolas en proceso de negocio (%). Trienio 2018-2020.

El gráfico refleja la participación de las empresas regionales en el total nacional y es un simple complemento de la tabla anterior. En primer lugar, la comunidad aporta el 3,43% de las empresas españolas innovadoras en este amplio terreno, lo que vuelve a ser, como en la innovación de producto, una cifra destacada. Desde esta perspectiva, el campo con mayor contribución regional es Administración y contabilidad (4,07%), sobrepasando asimismo Recursos humanos (3,56%) y Métodos de producción (3,51%) la mencionada cuota agregada. Un poco por debajo se emplazan Distribución y logística (3,21%) e Información y comunicación (3,19%). Y con una cuota regional sensiblemente inferior se emplazan Marketing y ventas (2,62%) y Organización y relaciones externas (2,43%).